For some kids, the new school year is an exciting time — seeing old friends, making new ones, showing off cool clothes, joining sports or clubs, or enjoying new classes and teachers. For other kids, the transition between summer and school sparks difficult feelings, like fear, anxiety, or depression. And for many, it’s all of that and everything in between.
Dear CPI,
Our family had a great summer – lots of fun together and less stress and pressure. When school started, I expected grumpiness about getting up early and homework, but my 14-year-old seems much more distressed than usual. They don’t want to talk about it and get mad when I ask if they’re upset. Should we give them space to figure things out, or should we be worried?
Sam
Dear Sam,
Any time there’s a noticeable change in your child’s (or anyone’s) mood and behavior, it makes sense to be concerned and want to understand what’s going on. The Centers for Disease Control and Prevention (CDC), American Academy of Pediatrics (AAP), and the Surgeon General have been warning of increases in mental health issues among teens and tweens (and some younger children), such as anxiety, sadness, and feelings of hopelessness that can lead to issues like drug and alcohol use, eating disorders, or thoughts of suicide.
As parents and caring adults, we can do our best to provide a safe and supportive environment, model good self-care, and seek help. Here are some tips to try:
Keep the lines of communication open. Sometimes, kids just need parents and other adults to listen without judging or trying to solve their problems. If your child doesn’t want to talk, remind them you’re always there if they want to share what’s on their mind in a face-to-face conversation, text, letter, or other method. If they’d be more comfortable talking to someone else—a teacher, counselor, or relative—help them take that step (and don’t take it personally!).
Discuss screen time. Many kids (and adults) are spending more time on phones and other screens than ever before. Technology and social media can be a source of connection and learning. They can also cause social pressure, leading to self-criticism and negativity when a young person believes their life and appearance don’t measure up to the unattainable perfection they see online. More screen time also means less time for health-boosting activities, like being outdoors, being with friends, or sleeping.
Have a family conversation about screen time and social media use. Create or renew agreements that everyone (kids and adults) will follow, like putting devices away during meals and at bedtime (instead of sleeping with phones under the pillow). Talk with your child about how they feel after spending time online. Are there particular activities, sites, or times of day that affect their mood for better or worse?
Encourage healthy habits and realistic expectations. Quality sleep, balanced nutrition, physical activity, mindfulness practices, experiencing nature, mental healthcare, and supportive relationships are scientifically proven “stress busters” that improve physical and mental wellness. If there’s a particular source of anxiety or stress, such as competitive sports or advanced classes, talk about options for dialing back the pressure. Reassure your child it’s not a failure if they take a break or lighten their workload. Remember these tips apply to parents and caregivers, too!
Seek support. Seeking help for mental health concerns is a sign of strength, not weakness, just like seeking medical help for an injury or physical illness. Call 2-1-1 to find local resources or ask your health care provider to help connect you to someone experienced in child and youth behavioral health issues. Many health clinics, schools, and community-based agencies offer counseling for children and youth, in addition to private therapists.
Seek help immediately if your child talks about or attempts self-harm or suicide, has lost interest in activities, or expresses extreme anger and violence. Call 9-8-8, the new national emergency number, for suicide prevention or a crisis response.
FINAL THOUGHTS: It can feel so helpless to watch a child suffer, whether it’s from temporary anxiety and sadness or more profound despair and hopelessness. Seeking help is always a good idea if you’re worried, and modeling help-seeking, self-care, and other healthy behaviors is one of the best things you can do.
CPI's monthly parenting article provides tips for families raising children, based on the world-renowned Triple P – Positive Parenting Program, available in Sonoma County at CPI. If you have a question or idea for a future column, please email anneb@calparents.org
This article is created by Nicole Young, the mother of two children, ages 17 and 21, who also manages Santa Cruz County's Triple P - Positive Parenting Program. Scientifically proven, Triple P is available locally through the Child Parent Institute. Our classes are listed at calparents.org/classes.
EN ESPANOL
Para algunos niños, el nuevo año escolar es un tiempo emocionante – ver a los amigos, formar nuevas amistades, estrenar las nuevas modas, unirse a deportes o clubes, o disfrutar de las nuevas clases y maestros. Para otros niños, la transición entre el verano y la escuela provoca sentimientos difíciles, como temor, ansiedad o depresión. Y para muchos más niños, esto incluye todo entre los dos extremos.
Estimada CPI,
Nuestra familia tuvo un gran verano – nos divertimos mucho juntos y hubo menos estrés y presión. Cuando empezó la escuela, esperaba que los niños estarían un poco malhumorados por tener que levantarse temprano y hacer tarea, pero mi niño de 14 años parece estar más afligido de lo normal. No quiere hablar sobre ello y se enoja si le pregunto qué le pasa. ¿Debemos darle espacio para que lo resuelva por sí solo, o debemos estar preocupados?
Sam
Estimado Sam,
Cada vez que hay un cambio notable en el estado de ánimo y la conducta de su niño (o de cualquier persona), tiene sentido preocuparse y querer entender lo que está pasando. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP), y el Cirujano General han estado advirtiendo sobre aumentos en problemas de salud mental en los adolescentes y preadolescentes (y algunos niños más pequeños), como ansiedad, tristeza, y sentimientos de falta de esperanza que pueden llevar a problemas como uso de drogas y alcohol, trastornos de alimentación, o pensamientos del suicidio.
Como padres y adultos que se preocupan por ellos, podemos hacer todo lo posible para proveer un entorno seguro y de apoyo, modelar un buen cuidado personal, y buscar ayuda. Estos con algunos consejos que puede probar:
Mantenga abiertas las líneas de comunicación. A veces, los niños solo necesitan que los padres y otros adultos los escuchen sin juzgar o tratar de resolver sus problemas. Si su hijo no quiere hablar, recuérdele que usted siempre está allí si quiere compartir lo que piensa en una conversación cara a cara, o por mensaje de texto, carta u otro método. Si se sentirían más cómodos hablando con otra persona (un maestro, un consejero o un familiar), ayúdelos a tomar ese paso (¡y no lo tome como algo personal!).
Hable sobre el tiempo de pantalla. Muchos niños (y adultos) pasan más tiempo que nunca frente a teléfonos y otras pantallas. La tecnología y las redes sociales pueden ser una fuente de conexión y aprendizaje. También pueden causar presión social, lo que lleva a la autocrítica y la negatividad cuando un joven cree que su vida y apariencia no están a la altura de la perfección inalcanzable que ven en el internet. Más tiempo frente a la pantalla también significa menos tiempo para actividades que mejoran la salud, como estar al aire libre, estar con amigos o dormir.
Tenga una conversación familiar sobre el tiempo frente a la pantalla y el uso de las redes sociales. Cree o renueve acuerdos que todos (niños y adultos) seguirán, como guardar los dispositivos durante las comidas y a la hora de acostarse (en lugar de dormir con los teléfonos debajo de la almohada). Hable con su hijo sobre cómo se siente después de pasar tiempo en el internet. ¿Hay ciertas actividades, sitios o momentos del día que afecten su estado de ánimo para bien o para mal?
Fomente hábitos saludables y expectativas realistas. El sueño de calidad, la nutrición balanceada, la actividad física, las prácticas de atención plena, experimentar la naturaleza, la salud mental y las relaciones de apoyo son "armas contra el estrés" científicamente probadas que mejoran el bienestar físico y mental. Si hay una fuente particular de ansiedad o estrés, como deportes competitivos o clases avanzadas, hable sobre las opciones para reducir la presión. Asegúrele a su hijo que no es un fracaso si se toma un descanso o aligera su carga de trabajo. ¡Recuerde que estos consejos también se aplican a los padres y cuidadores!
Busque apoyo. Buscar ayuda para problemas de salud mental es una señal de fortaleza, no de debilidad, al igual que buscar ayuda médica para una lesión o enfermedad física. Llame al 2-1-1 para encontrar recursos locales o pídale a su proveedor de cuidado médico que le ayude a conectarse con alguien con experiencia en problemas de salud mental de niños y jóvenes. Muchas clínicas de salud, escuelas y agencias comunitarias ofrecen consejería para niños y jóvenes, además de terapeutas privados.
Busque ayuda inmediatamente si su hijo habla o intenta autolesionarse o suicidarse, ha perdido interés en las actividades o expresa ira y violencia extrema. Llame al 9-8-8, el nuevo número de emergencia nacional, para la prevención del suicidio o una respuesta a una crisis.
REFLEXIONES FINALES: Puede sentirse tan impotente ver sufrir a un niño, ya sea por ansiedad y tristeza temporales o por una angustia y desesperación más profundas. Buscar ayuda siempre es una buena idea si está preocupado, y modelar la búsqueda de ayuda, el cuidado personal y otras conductas saludables es una de las mejores cosas que puede hacer.
Esta columna mensual provee consejos para cualquier persona que esté ayudando a criar niños, basado en el programa mundialmente reconocido, el Programa de Crianza Positiva (Triple P), disponible para familias en el Condado de Santa Cruz. Si usted tiene una pregunta o una idea para una columna en el futuro, favor de enviarme un correo electrónico a triplep@first5scc.org.